martes, 4 de octubre de 2016

Geometría sagrada, El Átomo de la Vida

Quién me iba a mi a decir que iba a reescribir este texto varias veces, y no por caer en errores comunes de corta-pega, si no por el hecho de escribirlo a la vez que, buscando información de la que extraer material de calidad con la que documentarlo, he ido dando con cada vez más y mejores referencias basadas en ciencias afectadas por la composición de este "átomo" de la vida, geometría, matematicas, fisica, astronomia... incluso algún chascarrillo esotérico, que han ido conformando lo que aquí dejo escrito y que dicho sea de paso, comenzó como un ejercicio de curiosidad cuando hace ya un tiempo, cayó en mis manos este conglomerado de esferas como una de esas casualidades tan causales, que me llevó, primero a conseguir las trece esferas de amatista, para la creación de mi propio modelo, y poder observarlo en su plenitud, para después tratar de buscar la relación que su disposición tiene con la vida, su vibración, razón por la que elegí que fueran de amatista, convenientemente aconsejado, y para darle un sentido pragmático a un objeto que desata admiración fuera del ámbito propio del simple orbe decorativo.
Trataré de sintetizar lo aprendido, intuyendo lo que aún falta de aprender, en los párrafos siguientes, para contagiar mi curiosidad en este átomo, nombre con el que me lo presentaron, hasta llegar a la verdadera esencia del mismo y descubrir su valor en el mundo.

Como preludio de lo que vendrá, cabe decir de forma somera, que la matemática oculta en la figura geométrica de la que trata este articulo está relacionada, como apuntan los textos antiguos y estudios de elementos encontrados por todo el mundo, con la flor de la vida, figura geométrica formada por círculos superpuestos formando flores de seis pétalos, que puede verse sencillamente como 19 circunferencias y 36 arcos, formando un hexágono, o relacionarlo con otras formas geométricas, como el fruto de la vida, 13 círculos con disposición similar, que contienen los 5 sólidos platónicos (tetraedro, cubo, octaedro, dodecaedro y icosaedro).
Según dice Timeo de Locri, en el diálogo de Platón «El fuego está formado por tetraedros; el aire, de octaedros; el agua, de icosaedros; la tierra de cubos; y como aún es posible una quinta forma, Dios ha utilizado ésta, el dodecaedro pentagonal, para que sirva de límite al mundo», es de suponer que esa quinta forma esté relacionada con el vacío.
En realidad, estoy obviando el hecho de que los sólidos platónicos como se puede ver en la figura, están dentro de lo que se ha definido geometricamente como el Cubo de Metatrón, partiendo de la constitución geométrica del fruto de la vida y referencia directa de la Flor de la vida, que en su forma tridimensional está formada por 64 esferas formando un cubo, de ahí su nombre, y el de Metatrón, por referencia al Ángel de este nombre a quién se asocia con el descubrimiento de esta poderosa figura geométrica.
Pero, vayamos al matiz principal de esta historia, para a su vez delimitar de forma mesurada cuales son las formaciones geométricas que van a suscitar interés por su connotación con la figura atómica que tengo entre mis manos.
Es tiempo ya de aclarar que el llamado átomo de la vida, desconozco la procedencia de tal nominación, es un cuboctaedro formado por cuatro tetraedros invertidos, o lo que en geometría se llama Vector de Equilibrio, es la única forma geométrica en la cual se da la singularidad de que todos sus vectores son iguales, y para colmo, resulta que el número de vectores que tiene, suma 12, número muy representativo en la historia de la humanidad.
Dicho esto, nos encontramos con un objeto que resulta ser el centro de toda o casi toda representación geométrica platónica, en el momento de escribir este párrafo aún hay información sin terminar de asimilar, formado por un tetraedro, que es el simplex tridimensional, aunque lo que más me ha llamado la atención en cuanto a la formación de cuboctaedro, es la definición que de él y sus características hace Nassim Haramein en sus exposiciones mundiales, llegando a definir este cubo formado por tetraedros como el lugar donde se obtiene la quietud absoluta, en referencia al punto central donde se unen todos sus vectores, es el lugar interior de la figura geométrica conocida como estrella tetraédrica donde el pulso es hacia el interior, una especie de puerta a la consciencia universal, donde la dualidad se hace evidente, el cuboctaedro conecta con el vacío interior y la estrella tetraédrica con el universo. Según explica, el cuboctaedro forma una singularidad
en el centro de la estrella tetraédrica, esta estrella tiene los tetraedros con los vértices apuntando hacia afuera, hacia el Universo, mientras que los tetraedros que conforman el centro apuntan hacia dentro, obteniendo una comunicación a nivel de la consciencia entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño, y si nos fijamos en la estrella tetraédrica, veremos que esta formada por dos tetraedros invertidos, añadiendo un énfasis de geometría sagrada a la figura en cuestión; aconsejo ampliar la información siguiendo los enlaces de la bibliografía para lograr un entendimiento mas profundo que lo que yo pueda exponer en estas pocas lineas, que no deja de ser mi percepción de lo estudiado.
De lo que si estoy seguro es de que en mis manos tengo un objeto con una vibración evocadora, al menos, de querer saber más sobre los secretos que nos guarda la geometría sagrada, por su magnetismo y la belleza de su composición.






Bibliografia:  * Biografia de un Átomo de Henry Hidalgo
                      * Reydekish, historias de la antigüedad
                      * La flor de la vida
                      * Metatron
                      * El huevo de la vida.
                      * La estructura del vacío, Nassim Haramein


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